Guerra. Historias de Ucrania

Los ucranianos cuentan cómo viven durante la guerra

«Ningunos pensamientos, solo un miedo salvaje por la vida. Lo único que hacía todos estos días era sobrevivir», Karina Nahorna, 25 años, Irpín

por | 14 marzo 2022 | Guerra. Historias de Ucrania, Irpin

 

«La evacuación fue lo más horrible de todos estos días», dijo Karina, de 25 años. Los residentes de la sitiada Irpín, donde se han librado feroces combates desde el comienzo de la invasión a gran escala de Rusia, han tenido que abandonar la ciudad por un puente para automóviles destruido y cuando sonaban las sirenas, esconderse junto a sus pilares. 

 “Salimos y bajamos debajo del puente volado, donde, según me pareció, había unas 300 personas. Los muchachos de la defensa territorial gritaban «¡Alerta a los aviones!  ¡Corran todos debajo del puente, hacia los pilares! ”, – y al instante todos se presionaban contra el concreto. La alarma aérea sonó tres veces, tres veces esperamos el ataque. Luego nos ayudaron a cruzar el puente, pasamos por el puesto de control hacia el bosque y luego hacia la carretera donde nos esperaban los voluntarios”, – cuenta la mujer. 

En tiempos de paz, Karina se dedicaba a la fotografía y estudiaba para ser psicoterapeuta. Ella y su esposo vivieron en Irpín durante nueve meses, los últimos nueve días de los cuales fueron un infierno. 

 

 

 

No hubo una evacuación segura de la ciudad de Irpín, que en realidad había sido bloqueada por los ocupantes desde el primer día. Karina recuerda que el mayor miedo sentía debajo del puente. «No hay palabras para describir este miedo. No se puede compararlo con ningún ataque de pánico, con ningún miedo en absoluto. Entonces no pensaba en la muerte, estaba tan asustada que en mi cabeza había un vacío. Cuando se hacía más tranquilo, el único pensamiento que tenía era: ¡Ojala que mi esposo esté conmigo! Temía que no le dejaran subir al autobús, porque había muchas mujeres y niños. Aún me avergüenzo de estos pensamientos, pero entendí que no subiría sin él». 

Los voluntarios ayudaron a la pareja a llegar a Kyiv, y Karina recuerda que rezaba todo el camino hasta la capital, aunque nunca había sido una persona religiosa.

 «Parece que durante estos nueve días he vivido toda mi vida», dice Karina, recordando la guerra en Irpín.  «Al tercer día estábamos haciendo cola en la farmacia al son de las explosiones, pero nadie escapó porque guardar la cola era mucho más importante». 

En los primeros días de la guerra, el esposo de Karina se torció el pie y la pareja tuvo que ir a un hospital en la cercana ciudad de Bucha, donde en aquel momento ya había enfrentamientos. Cuando salimos, intentamos llamar a un taxi o tomar un auto, y en aquel momento al otro lado del edificio sonó una explosión. Es difícil describir cómo se siente uno en un momento así. «Ningunos pensamientos, solo un miedo salvaje por la vida». 

En el departamento, Karina y su esposo dormían en el piso, luego «se mudaron» al baño.  «De las noticias nos entermos de que los cazabombarderos que habían volado sobre nuestras cabezas bombardearon la zona residencial cerca del hospital militar en Irpín. Después de eso he perdiido los estribos. Al oír el avión, simplemente me acostaba en el suelo, rezaba y esperaba».

Ahora la pareja está en Obukhiv (una ciudad en la región de Kyiv), donde vive la mamá de Karina. De momento no piensan en ir más allá. La mujer dice que salió del estupor al día siguiente de la evacuación: «Al menos puedo hablar, incluso sonreír, reaccionar de alguna manera. Antes, sólo había miedo. Lo único que estaba haciendo todos estos días, era sobrevivir. 

Karina quiere recuperar fuerzas y ayudar a Ucrania y a los ucranianos con todo lo que pueda. La pareja tiene un sueño común: ir a Crimea. «De niño, mi esposo solía pasar allí todos los veranos, y yo estuve allí solo una vez, y esa en invierno«.

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