Guerra. Historias de Ucrania

Los ucranianos cuentan cómo viven durante la guerra

«Aquí seré más útil. ¿Adónde debo ir?», Olexandr Zakletskyi, 43 años, Kyiv

por | 21 marzo 2022 | Guerra. Historias de Ucrania, Kyiv

 

Olexandr Zakletskyi tiene 43 años. Ahora él está defendiendo la ciudad en la defensa territorial de Kyiv. Dice que en el año 2008 se dio cuenta de que habría una guerra: si Rusia atacaba a Georgia, Ucrania sería la próxima.

Oleksandr fue uno de los activistas de Maidan. En 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea y lanzó una ofensiva en las regiones orientales de Ucrania, no pudo ir al frente debido a la enfermedad de su madre, pero recibió entrenamiento militar y participó activamente en la diplomacia cultural.

Para el año 2022 tenía planeado ir en el rompehielos «Noosphera» a la Antártida, como oficial de prensa y ecologista marino para organizar las investigaciones submarinas. Sin embargo, el hombre no tuvo tiempo de tramitar todos los documentos. Cuando comenzó la guerra, él estaba en Kyiv.

«Si eso es lo que sucedió, supongo que así debe ser, aquí seré más útil. Además, una vez una conocida mía me dijo que yo era uno de los guardianes de Kyiv. Entonces, ¿adónde debo ir? ¿Para qué?» – dice él.

Los primeros días de la guerra fueron los más duros. El estrés era tal que era difícil comer. Pero el segundo día se puso en contacto con los amigos de la Defensa Territorial y se unió a sus filas. 

Ahora su rutina diaria se ve así: se despierta a las 6.30. Desayuna y recibe del comandante la lista de tareas para el día.

“Ayuda mucho que trabajé en una galería de arte durante 8 años, por lo que no hay tareas que no sean triviales para mí. Solía trabajar así: un día inauguraba una exposición vistiendo un traje lujoso y al siguiente, arreglaba la alcantarilla. Así de diferentes son las tareas ahora: además de trabajar en los puntos de control y suministrar la ayuda humanitaria para quienes la necesitan, nos dedicamos a equipar los refugios antiaéreos para que sean aptos para largas estancias. Esto requiere de fuerza física y capital social. Por ejemplo, dichos locales necesitan electricidad. Encontré contacto con una compañía de energía y recibimos rápidamente el cable necesario. O una «bagatela» como cuchillos profesionales en la cocina para la defensa territorial. Los conseguí a través de restauradores familiares, y todos dieron un suspiro de alivio: cocinar se volvió más fácil y rápido. Todo puede parecer insignificante en el contexto de eventos trágicos, pero la comodidad básica en todos los niveles libera mucha energía para la defensa, para actividad y esperanza. Y esta es la base para la victoria. Tengo muchos contactos en mi directorio telefónico: desde el servicio de limpieza de tuberías hasta fabricantes de zapatillas de puntas para ballet. Y durante la guerra, los usé casi todos: nunca se sabe cúya competencia única será necesaria mañana».

Oleksandr dice que antes había visto tal unidad de ucranianos sólo en Maidan. Por ejemplo, entonces se le acercó una anciana. Ella no tenía fuerzas para participar en las protestas, pero trajo papas hervidas y cebolla.

Y ahora todos ayudan como pueden. Todos participan en la resistencia: «Si el amor es Dios, sentimos el aliento de Dios en el Maidán. Y ahora también sentimos el aliento de Dios. La forma en que los ucranianos se alegran y se enojan ante el peligro, cómo saben amarse unos a otros en momentos terribles y se ayudan tanto como pueden, esto es lo que inspira a todos los defensores».

Oleksandr tiene tres sueños para después de la victoria. El primero: llegar a la isla de Serpientes y ver allí un nuevo templo «Partenón» con 13 guardafronteras: «Porque ellos son nuestros 300 Espartanos. Y que sobre mármol blanco haya una frase: «Buque ruso, vete para el carajo».

Segundo: volver a Crimea ucraniana y en el Monte Karadag beber té verde del tazón de arcilla hecho por tártaros de Crimea.

Tercero: ponerme un sombrero increíblemente hermoso y abrazar a todos mis amigos en el Arsenal de Libro, el festival literario en Kyiv.

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