Guerra. Historias de Ucrania

Los ucranianos cuentan cómo viven durante la guerra

«Salimos con lo que habíamos llevado al sótano. Metí en mi bolso la memoria USB con fotos», Natalia, Kyiv – Lviv

por | 9 marzo 2022 | Guerra. Historias de Ucrania, Kyiv, Lviv

Natalia, junto con su hija Daryna y su nieta Alisa, son de Kyiv. En la vida de paz, era dueña de una pequeña cafetería. Daryna horneaba melindres para la cafetería de su madre. Natalia no creía que pudiera estallar una guerra e incluso trataba de convencer a sus conocidos. No preparó «maletas de emergencia».

Cuando estalló la guerra, Natalia y sus amigos se mudaron del centro de Kyiv a las afueras, a un sótano remodelado para oficinas. Su gata se quedó en el apartamento.

Decidieron partir al cuarto día de la guerra. Natalia recuerda: «A mis hijos les fallaron los nervios. La oficina del semisótano se volvió insoportable. Era difícil escuchar y ver todo aquello. Salí de compras cuando afuera hacía un poco de sol. Volví, y la hija dijo que ya, mamá, nos vamos. Nos subimos al tren y nos fuimos. Ni siquiera sabíamos a dónde».

La mujer dice que fue difícil subir al tren: la multitud, las apreturas en la entrada del vagón. En el compartimiento había 15 personas acostadas y sentadas. Natalia está convencida de que tuvieron suerte, porque mucha gente viajó en peores condiciones. Había gente por todas partes: en compartimientos, en pasillos, en los baños. El viaje hasta Lviv duró tres días. Al principio llegaron a Chernivtsi, no se dieron cuenta a dónde iba el tren, luego de allí se trasladaron a Lviv.

Hoy, Natalia y su familia viven en un asilo organizado por voluntarios en el Club Deportivo de Lviv. La dirección fue sugerida por los amigos de su hija. El espacioso gimnasio tiene capacidad para casi 170 personas: todo el espacio está lleno de literas. Hay ducha, baño, cocina, los voluntarios traen comida regularmente.

Natalia se fue de Kyiv prácticamente sin equipaje.

«No hicimos las maletas. Vinimos con lo que habíamos llevado al sótano. Metí en mi bolsa la memoria USB con fotos, eso es todo. Hemos traído cosas sólo para la nieta: suéteres, chaquetas. La chaqueta que tengo puesta ahora me la dieron aquí, en el asilo”.

Junto a su familia permanece en el asilo, habla con los niños, ve las noticias, pasea con el perro abandonado por otros refugiados. El animal les alivia su estado. Pero lo principal es que la hija y la nieta están a su lado.

Después de un descanso en el asilo, Natalia y las muchachas planean ir a Mukachevo o alguna otra ciudad en Transcarpatia. «No sabemos a dónde ir. Nos mueve el miedo. Lo principal es mantenernos alejadas de la guerra, – piensa la mujer. – Estamos muy asustadas. La mayor preocupación que tengo es por las niñas».

Natalia solo sueña con la paz. Dice que muy de repente la gente se juntó: «Sobreviviremos en esta situación, eso ya lo hemos entendido. Ojalá haya paz».

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