Guerra. Historias de Ucrania

Los ucranianos cuentan cómo viven durante la guerra

«Sólo tengo odio por la gente que lo hace», Diana, de 22 años, Jarkiv

por | 2 marzo 2022 | Guerra. Historias de Ucrania, Kharkiv

 

Illustrated by Anna Osadchuk

Diana, de 22 años de edad, de Volnovakha. De la misma Volnovakha, donde ahora «se puede decir que a la gente la simplemente están enterrando viva». Hace unos años, la muchacha se mudó de Donetsk a Járkiv para estudiar. Ya es el cuarto día y la situación aquí en Járkiv es igualmente crítica: Diana y su novio no salen del apartamento situado a las afueras de la ciudad. La mayor parte del tiempo ellos y sus dos gatos permanecen sentados en el cuarto de baño escondiéndose de los bombardeos.

«No pensamos en irnos, cuenta la muchacha.  – Estaré en Járkiv hasta el final: mientras nuestro edificio esté intacto, mientras tenga un lugar para vivir. No acabo de entender cómo ningún proyectil le ha alcanzado hasta ahora es alto, de 16 pisos».

Durante los últimos días, Járkiv ha sido uno de los puntos más críticos de la guerra ruso-ucraniana. Los invasores disparan contra los barrios residenciales y, por la mañana del 1 de marzo, el agresor alcanzó con dos cohetes la Administración Estatal Regional de Járkiv, ubicada en Ploshcha Svobody (Plaza de la Libertad) la más grande de la ciudad. Según la información del Servicio Estatal para Situaciones de Emergencia, al menos diez personas han muerto y más de 20 han sido heridas a causa de  este bombardeo.

Diana se sorprendió al enterarse del bombardeo. La Plaza de la Libertad es el centro de la ciudad y su símbolo. Sin embargo, dice, no se sintió defraudada ni vaciada por la traición de los «hermanos» porque no tenía ilusiones particulares respecto a Rusia. «Acabo de recibir la confirmación de mi opinión (sobre Rusia ed.). Sólo tengo odio por la gente que lo hace”, explica.

Las vidas de Diana y su novio, así como de muchas otras personas en Ucrania, ahora se reducen a una breve lista de acciones: despertarse (si es que han podido dormirse), llamar a sus padres y amigos, comer un poco y luego leer todo el tiempo las noticias y esperar el próximo día. La pareja tiene comida para diez días, todavía hay agua potable, pero luego la van a obtener solo del grifo y que generalmente no se consume.

En la ciudad natal de Diana, Volnovakha, la situación se empeora cada día, la ciudad está a un paso de una catástrofe humanitaria. Los familiares de la muchacha milagrosamente pudieron salir de la ciudad e ir a una zona vecina.

«La ambulancia no viene. No hay luz, agua, calor. A todos nos dicen que las autoridades locales están funcionando, pero ya no queda ninguna autoridad local. ¡Ella no funciona nada! La gente permanece allí mismo. Solo han podido irse los que tienen su propio coche (llora). Mi amiga no lo tiene. Su tío, que estaba con ella en el refugio, fue a buscar un autobús para ayudar a sacar a la gente y aquel lugar cayó bajo fuego. No sé si está vivo…»

Sin embargo, Diana se mantiene optimista y ya tiene planes de vida tras la victoria: «Decidimos hacernos un tatuaje una frase muy conocida sobre el buque de guerra ruso».

La muchacha cree en la victoria de Ucrania con todo su corazón: «Ucrania nunca había estado tan unida como lo está hoy. Creo que todo estará bien, que resistiremos, y nuestras vidas volverán. Como si no hubiera guerra…» 

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