Mariana es una kievita de 26 años. Todavía no puede creer que la guerra haya llegado a Ucrania. Mariana está embarazada de ocho meses. Cuenta las semanas antes del nacimiento de su bebé. Lo hace en el sótano durante los bombardeos.
Antes Mariana trabajaba como consultora en una tienda. Bien vestida, peinada y maquillada, le encantaba pasear por su barrio natal de Livoberezhka. Su marido le habló de la guerra. Pero ella no tomó en serio sus palabras.
«Mi marido me despertó a las cinco de la mañana. Nos hemos preparado previamente para el nacimiento del niño así que ya tenía recogidas las cosas más necesarias. El marido decidió: vamos al sótano. Nos permitieron entrar al café del sótano, pero fue muy difícil allí».
«No dormí, me dolía mucho la cabeza, casi me desmayé. También me dolía mucho el estómago y me era difícil respirar”, recuerda Mariana.
Al principio, la pareja no se atrevió a salir de Kyiv. No querían dejar en el apartamento a una abuela diabética de 83 años. Además, pensaron que todo terminaría rápido. Pero familiares y amigos les instaron a irse, y al quinto día de la guerra Mariana y su esposo lo hicieron. La abuela no quería salir y se quedó en su casa. Dice que sobrevivió la Segunda Guerra Mundial y también sobrevivirá a esta.
Fuera de la ciudad, es más seguro estar en casa de sus amigos. Ella está tratando de mantenerse en buena forma y no ponerse nerviosa. Toma sedantes para calmar el pánico.
«Mi mayor temor es no poder volver a ver a mi familia y amigos. Y que no tenga adónde volver, — confiesa Mariana, apenas conteniendo las lágrimas. — Mientras tanto, muchos de nuestros amigos se fueron a la guerra para protegernos, y creo que nos ayudarán a superarlo todo esto.
Mi entorno y yo, mi marido, nuestros amigos, conocidos, todos nos apoyan y eso me da fe de que todo esto terminará pronto.
Mariana dice que la guerra ha cambiado sus valores. Antes siempre faltaba algo: dinero, cosméticos, algo más. Ahora solo quiere paz. Todavía quiere esperar el nacimiento de su niño y pasear tranquilamente por su barrio natal.
“Me gustaría pasar más tiempo con mis seres queridos. Mientras tanto, solo hay un sueño: que termine la guerra”.
