Guerra. Historias de Ucrania

Los ucranianos cuentan cómo viven durante la guerra

“Pero además sé a qué consecuencias lleva la educación basada en la propaganda institucional”, Daria, 25, Kazajistán – Kharkiv

por | 3 marzo 2022 | Guerra. Historias de Ucrania, Kharkiv

Illustrated by Mari Kinovych

Daria tiene 25 años, es de Aktobe, la segunda ciudad más grande de Kazajistán. Cursó estudios superiores en Kharkiv, luego se casó con el ucraniano Serhiy y se compró el piso en un edificio nuevo.

 Daria quería quedarse en la ciudad a pesar de todo: no cambió de opinión cuando en los medios de comunicación de Ucrania empezaron a hablar sobre las maletas de emergencia, ni cuando el jueves, el 24 de febrero, sobre las 5 de la madrugada se oyeron los primeros sonidos de la guerra.

 “Nos negábamos a creer en lo que sucedía”, – cuenta la joven. – Por eso no sentíamos miedo ni intentábamos abandonar la ciudad”.

 Cuando al quinto día de la guerra los invasores bombardearon las zonas residenciales de Kharkiv, a la pareja por primera vez le dio mucho susto: “Mi esposo y los padres se pusieron a persuadirme que intentara llegar hacia Lviv y de allí a través del territorio polaco me transportarían a Kazajistán como una ciudadana de este país. Pero el problema es que si uno está atrapado en el este, hay pocas posibilidades de que le ayuden a salir.

 En la estación Pivdennyi de Kharkiv a donde la joven y su esposo llegaron tres horas antes de la partida del tren de evacuación, reinaba un caos. “Cuando entramos corriendo en el andén, los vagones ya estaban colmados de pasajeros, las puertas cerradas y en el andén permanecía una muchedumbre de aquellos que no habían cabido”. Tuvimos que esperar otro tren. Pero al encontrarnos dentro y darnos cuenta de que ya faltaban los asientos para sentarnos y todo el pasillo del coche-cama estaba repleto de la gente, Daria sin pensar dos veces bajó del tren:

Tenía miedo de todo – de la muchedumbre, de estar sola sin mi esposo Serhiy, de encontrarme al lado de la ventana no asegurada por la cual podría penentrar un proyectil. Bajé y rompí a llorar. Habría sido un ataque de pánico”.

Aún más miedo le infundía a Daria salir en coche. En las carreteras que conducen a Kharkiv se están librando los combates. Al salir de ahí hay riesgo de caer bajo fuego – tanto terrestre, como del cielo. En esta situación sin salida muchos ciudadanos de Kharkiv están luchando en el campo informativo – escribiendo comentarios, convenciendo, discutiendo con los rusos. Daria también siempre está con su móvil en la mano, sin embargo, como ciudadana del Kazajistán autoritario no espera que haya protestas serias en Rusia. “Sé que nuestro presidente cree en la posibilidad las revueltas en Rusia. Pero además sé a qué consecuencias lleva la educación basada en la propaganda institucional. Por eso, en mi opinión, el porcentaje de la población que saldrá a las calles será mínimo. Primero, porque simplemente tienen miedo de encontrarse en una cárcel. Segundo, por su mentalidad”.

Por ahora Daria alienta a todos los ucranianos que no se resignen y crean en el futuro. Está segura de que Ucrania lo tendrá sin duda alguna.

Daria pide hacer pública su historia sin apellido ni foto – tiene miedo de que cuando regrese a Kazajistán se vea en un peligro.

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