He tratado de ponerme en contacto con Olena todo el día. Ella tiene 29 años, es de Járkiv. Debido a la guerra, la ausencia de un abonado en la red puede significar serios problemas. Me alegré cuando por la noche finalmente escuché la voz de Olena en el auricular. Sentía su agotamiento aunque nos separaban cientos de kilómetros.

— Olena, ¿cómo estás?

— Okay.

Ella es mi amiga de la infancia. Es difícil para mí arreglar esta entrevista. Cuesta imaginar cómo contesta desde el sótano, donde lleva una semana con su pequeña hija.

«Las explosiones se pueden escuchar incluso ahora. Los ocupantes disparan contra todo. Vivimos en el centro, y hay explosiones constantes. Casi toda la ciudad está destruida. Tuvimos suerte de que el proyectil no dio en la casa, sino en un árbol cercano. Сasi no salimos del sótano. Tan pronto como llegamos a casa, suenan las sirenas. Y volvemos al refugio», — dice Olena.

Ella y su familia han estado en el sótano desde el primer día de la guerra, el 24 de febrero. Nadie se estaba preparando para este escenario, pero cuando escucharon las explosiones, inmediatamente entendieron: tenían que huir al refugio. No querían salir de la ciudad. La familia creía que todo terminaría en uno o dos días. La gente no imaginó que se volvería tan grande que dispararían a los edificios de apartamentos y que no quedaría casi nada de la ciudad.

«Lo primero que sentí fue miedo por mi hijo. Él todavía está conmigo. ¿Por qué mi hijo tiene que vivir en el sótano mientras alguien disfruta de la vida?» — Olena no oculta su enfado.

Su sótano no es el peor. Los habitantes de la casa lo arreglaron un poco. Hay muchos vecinos con niños, y esto ayuda a controlar las emociones. Hay suficiente comida para unos días. La comida para el niño la compraron los primeros días de la guerra, cuando había algo que comprar. En tales condiciones se mostró una solidaridad que no se había visto antes.

La familia ayuda a Olena a manejar sus emociones. No tiene idea de si es posible salir de la ciudad con un niño. No quiere correr riesgos e ir a algún lugar bajo fuego. La amiga espera una victoria rápida para Ucrania, y solo si hay otro escenario se irá al extranjero.

Olena está convencida de que la ciudad estará reconstruida, solo le importa que Járkiv siga siendo ucraniano. Ahora sólo sueña con la paz. Hace una semana, los planes de Olena eran otros: «Soñaba con ir a cursos y aprender una nueva profesión. Quería viajar, comprar una casa, un auto. Quería asegurarme de que mi familia no necesitara nada. Por supuesto, junto con mi marido. Pero una persona (Putin – ed.) destruyó todos nuestros planes… Los planes de todo el pueblo ucraniano».