Guerra. Historias de Ucrania

Los ucranianos cuentan cómo viven durante la guerra

“Las madrugadas ahora son más terribles que las noches” Iryna Shyshka, 28, Krolevets

por | 4 marzo 2022 | Guerra. Historias de Ucrania, Krolevets

Iryna Shyshka vive en Krolevets, en la región de Sumy. Tiene 28 años y hace sólo una semana estaba ofreciendo a sus clientas la extensión de pestañas. Pero hoy junto con su esposo, dos hijos y la familia de los amigos a quienes dio asilo en su casa, intenta arreglar su propio espacio de seguridad en la región que ya han llamado “el territorio del infierno”.

“Lo primero que hicimos después de las explosiones que sonaron el 24 de febrero fue bajar al sótano la ropa de abrigo, un poco de la comida y la cama de bebé. A las cinco y media mi esposo ya estaba en el supermercado comprando la comida, el jabón , los pañales. Sí, me daba miedo, no quería creérmelo. Pero ya lo había visto antes y sabía qué podría pasar después. Así que teníamos que proceder lo más rápidamente posible”.

Iryna lleva 8 años sabiendo qué es la guerra: en 2014 se graduó de la universidad en Donetsk. “Estaba recibiendo el diploma de grado cuando las tropas rusas entraron en la ciudad. Enfrente de mi facultad, al lado de la cafetería “Liverpool” estaban colgados los símbolos de Rusia. Recuerdo cómo golpeaban a las personas con las banderas ucranianas”.

Fue entonces cuando ella y su esposo abandonaron Donetsk: ya no dejaban salir a nadie, pero tuvieron suerte de abrirse paso a través del cerco. “Nuestro coche lo conocían en todos los tres puestos de control porque cada día íbamos a Krasnogorivka a trabajar. Nos fingimos que otra vez nos dirigíamos allá y así pudimos pasar”.

Esta vez la cuestión sobre la huida ni siquiera ha sido planteada. “¿A dónde ir? Aquí está mi casa. Además es imposible huir de lo inminente”. Ahora no se puede ya salir de la ciudad, porque han volado los puentes. Aquí la sirena de alarma aérea sonó solo unas veces, así que en la ciudad nos sentimos relativamente seguros. A unas decenas de kilómetros están arrasando otras ciudades.

“Las madrugadas ahora son más terribles que las noches. Por el ajetreo y desorden me siento perdida: hay que dar de comer a tres niños, divertirlos y calmar a todos… Pero por otro lado esto salva de la oleada de las noticias, distrae”.

Ahora Iryna siente ansiedad, a veces hasta náuseas, sufre de insomnio. No es que está amedrentada por las explosiones, ella no se preocupa por la casa u otros bienes. Pero tiene miedo de carecer de la comida para los niños, de no poder mantener a su familia. Dice que ella podría sobrevivir con agua y azúcar, pero los niños, no.

“Sueño con que el ejército ucraniano expulse a estas bestias de nuestras ciudades. También que libre a Donetsk. Y entonces yo volveré a pasear por la calle Universytetska, a deambular por los pasillos de mi Universidad, a reunirme con mis amigas en la cafetería “Liverpool” y a tomar cerveza en la cervecería “Yuzivska”.

Más historias